En el libro, Dawkins afirma que la creencia en un creador supernatural se puede calificar como un delirio, al que define como la persistencia en una falsa creencia mantenida frente a fuertes evidencias contradictorias. Dawkins simpatiza con la observación de Robert Pirsig (EE. UU., 1928), que dice: «Cuando una persona sufre delirio lo llamamos locura. Cuando mucha gente sufre el mismo delirio lo llamamos religión»